¡Hermanos(as)!

Les compartiré el siguiente testimonio:

Luego de tener mis dos primeras hijas, Dios constantemente me hablaba por distintas vías acerca de este tercer hijo varón, quien traería un propósito enorme, una asignación de parte de Dios. Y yo siempre postergaba y buscaba excusas para que no llegara el momento.

En una ocasión, mi esposo tenía un evento en Puerto Rico, en un coliseo donde se presentarían más de 10,000 personas.

Él se fue unos días antes, y yo tenía todo pautado para irme el mismo día del evento porque él quería que yo compartiera una palabra y mi testimonio allí.

Me preparé, estaba lista para salir ese día, pero de repente, ¡no encuentro mi pasaporte!

Busqué junto a unos hermanos de la iglesia en toda la casa (no faltó lugar). Debajo de colchones, gavetas, TODO. Y no aparecía el documento.

Llamé a mi papá para salir a reportarlo como perdido, y le dije a mi esposo “ya no hay nada que hacer, no podré ir”…

Se acercaba la hora del vuelo, así que me tranqué a orar mientras llegaba mi papá; allí de rodillas, el Señor me dijo: “¿Quieres ir?” Le dije: “Sabes que sí, porque quiero dar mi testimonio allí para las almas”, y me dijo: “Entonces no te niegues más en darme mi hijo, y te dejaré ir… Ponle por nombre Emanuel, como señal de que estoy con ustedes”.

Llena de lágrimas, temblorosa, tiré las pastillas anticonceptivas en la basura, salí corriendo y le grité a los hermanos: “¡Dios me habló!”.

Me dirigí al closet, y en un cofre de accesorios que estaba frente a nuestros ojos, encontré mi pasaporte.

Cuando miramos la hora, apenas nos quedaba hora y media, pero fue suficiente para llegar al aeropuerto y montarme en el avión rumbo a Puerto Rico.

Siete semanas más tarde, estaba embarazada, y cuando le di la noticia sorpresa a mi esposo en la iglesia, lo hice ya con globos azules y unos zapatitos de varón, diciéndole: “¡ya llegó Marko Emanuel!”, porque aunque no tenía el tiempo para conocerlo por sonografía, ya Dios lo había dicho.

Y así llegó mi rey, quien carga una promesa del cielo, y cumplirá su asignación en esta tierra. Proverbios 3.

En esta semana, en la que celebramos su cumpleaños, sólo quiero decir que lo amo con el corazón.