…porque no todo el mundo está preparado para escuchar acerca de tus planes.

Entonces… Guarda silencio y ¡hazlo!

Muchas veces los planes y metas con los que tanto sueñas, los cuentas porque son parte de ti, y aunque aún no hayan sido cumplidos en lo físico, los sientes en tus adentros.

Lamentablemente, tú sueño podría convertirse en la pesadilla de otros, ¡sí! Otros que no toleran escucharte hablar de tus promesas, y se convierte en un malestar para ellos el conocer de tus planes.

Tú afirmas y reafirmas esos planes porque los das por hechos; pero ellos sienten que son sólo vanas repeticiones. No te creen capaz de llevarlos a cabo, y por eso no tienen ningún interés de celebrarte o colaborarte.

¿Será esto normal?

No debería serlo, pero ¡lo es!

Ellos no entienden que también pueden soñar, planear, inspirarse, ¡en fin! Pueden ampliar su visión para ver más allá de lo que sus ojos físicos ven, ¡pero no lo hacen!

Se acomodan, se adaptan y se acostumbran a lo fácil, a lo que está a su alcance y no cuesta sacrificio.

Tristemente para algunos, pero beneficioso para otros, y la Fe actúa hasta donde le permitas. Si crees poco, logras poco, pero si crees mucho, logras mucho; sin pasar por alto que esa Fe debe ser acompañada de la obra, una acción que respalde lo que has creído.

Sé que conoces la historia de José en la Biblia, aquel soñador que no tenía culpa de soñar… quien contaba lo que Dios le mostraba a lo mejor sólo para desahogar sus maravillosas experiencias que anunciaban un glorioso futuro, pero nadie a su alrededor lo creía.

Bueno… creo que sí lo creían, por eso les molestaba tanto; pero el problema era que no lo toleraban. No aceptaban que alguien de su mismo círculo o posición, pudieran lograr algo tan Grande como un reinado que, en este caso, era lo que soñaba José.

Con todo esto, no quiero reclamarte porque lo hayas dicho, ¡no!

Los que sintieron que eran sólo vanas repeticiones, serán los mismos que estarán como testigos del cumplimiento de lo que tanto repetías.

Hablabas esperando a que también fueran inspirados en soñar… ¡y no pudiste!

Ahora, llegó el tiempo de no hablar más, e ir por ello.

¡Anda! ¡Hazlo! No hay tiempo para hacer entender a otros lo que tú entendiste…

Cuando suceda, ¡lo creerán!