¡Hola! Espero todos estén muy bien.

Hoy quiero hablarles un poco acerca de mi boda por el civil con Marcos (llevada a cabo hace más de 16 años), y también, mostrarles algunas fotitos del baúl de los recuerdos.

Cuando recibí estas fotos, pregunté: “¿Y qué pasó que no me vestí de blanco, o al menos un vestidito para esta ocasión?”. Y alguien me contestó: “Es muy probable que estuvieras con mil cosas encima”; y recordé que así fue.

Dos días más tarde sería mi ceremonia por la iglesia y la celebración de la misma.

Esperábamos 200 invitados; mi madre y mi hermana estaban fuera del país (como la mayoría de mi familia). Mi esposo se fue por los últimos dos meses (previos a la boda) y regreso 6 días antes.

Así que, me tocó organizar todo, cuando digo todo, ¡es TODO!

Recuerdo que este día, estábamos Marcos y yo (desde la mañana) comprando los materiales para los souvenirs de los invitados, y por poco se nos va la hora de nuestra cita. Pero ¡gracias a Dios! que los testigos estaban atentos y nos esperaban listos para firmar ese documento que sería el pacto de amor terrenal de nuestra unión.

Mi tía (la testigo que ven en la foto) me llamó y me preguntó: “¿Qué ropa uso?”, y le dije: “¡Buenooo! Yo me voy como estoy”, y la verdad es que tampoco había comprado nada para este día.

No parábamos de reír, mientras nos acelerábamos en el camino en medio del tráfico y con la hora encima para encontrarnos con ellos y llegar a nuestro destino.

¡Lo logramos! Lo hicimos a tiempo, ¡fue una gran aventura que nunca olvidaremos!

De allí salimos llamándonos esposos, pero no tuvimos chance de celebrarlo porque nos tocaba continuar con la preparación de detalles de nuestra boda.

Y aquí estamos; ya son 18 años de estar al lado del amor de mi vida.

Seguimos construyendo sueños juntos, apoyándonos, respetándonos y añadiendo cada vez más amor a nuestra unión.

Si regresara a aquel momento, confieso que no cambiaría NADA, porque nos quedó la enorme satisfacción de saber que logramos todo, y todo quedó como esperábamos.

“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían”. Cantares 8:7.

¡Gracias por las fotos, Milena Delgado!